En el año 2015, un grupo de mujeres profesionales de distintas áreas, motivadas por aportar a la descentralización y conscientes del valor patrimonial de ferrocarriles y su estado de deterioro, dan vida al proyecto TRENZANDO: Centro Cultural Itinerante que circula por las vías del tren con el objetivo de propiciar una red de cooperación territorial entre comunidades de localidades aisladas, impulsando el intercambio de ideas y herramientas que aporten al desarrollo social, cultural y/o económico de sus habitantes.La esencia de esta iniciativa consiste en la utilización del patrimonio ferroviario como detonador de identidad comunitaria y medio de aproximación e interacción territorial.
Entre los años 2018 y 2019, gracias a la participación y apoyo de diferentes actores del sector público y privado (FEPASA, Grupo EFE y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, entre otros), se implementa la primera etapa del Centro Cultural Itinerante Trenzando, específicamente en cinco localidades: San Rosendo, Estación Yumbel, Rucapequén, Rungue y Ocoa. Esta primera etapa consiste en la realización de un diagnóstico participativo junto a las comunidades, cuyo objetivo es conocer las principales necesidades y riquezas de su territorio, además de identificar a agentes locales claves para el desarrollo comunitario. El Centro Cultural Itinerante Trenzando, para esto, se estaciona durante un mes en las vías secundarias de cada estación e implementa una programación de actividades, co-diseñada con agentes locales, que incluye un taller para delinear proyectos de colaboración a mediano y largo plazo junto a la comunidad.
La presente exposición representa la culminación de dicha primera etapa y los inicios de la red de cooperación territorial. A través de un trabajo conjunto y colaborativo entre el equipo del Centro Cultural Itinerante Trenzando y las comunidades de San Rosendo, Estación Yumbel, Rucapequén, Rungue y Ocoa, esta exposición se despliega como una oportunidad para visibilizar las riquezas, historias y problemáticas de cada territorio y, además, exhibir los vínculos entre las distintas comunidades.
Se extiende un agradecimiento especial a las personas y organizaciones de cada localidad que aportaron con sus recuerdos, trabajo y dedicación para dar vida a esta exposición.
¿QUÉ ES TRENZADO? : Video resumen del proyecto / TESTIMONIOS DE LAS RESIDENCIAS DE TRENZANDO
San Rosendo, Estación Yumbel, Rucapequén, Rungue y Ocoa responden a la pregunta: ¿Cómo fue para ti vivir la experiencia Trenzando?
PATRIMONIO FERROVIARIO
ARTE Y ARTESANÍA
Cada pueblo, cultura o región tiene tradiciones culinarias únicas que le caracterizan, tanto por los alimentos propios de cada lugar, así como también por sus ingredientes, las formas de preparación o sus ritos sociales. Estos elementos van cambiando con los años según la transmisión generacional de sus recetas. Sin embargo, aunque estas se modifiquen con el paso del tiempo, cada alimento trae consigo una historia que es clave para entender la identidad de una comunidad.
Trenzando realizó un concurso de cocina para compartir recetas de las diferentes localidades asociadas a la red, el resultado: más de 20 recetas de San Rosendo, Yumbel, Rucapequén, Rungue y Ocoa, llenas de historias, colores y sabores que nos permiten conocer un poco más de la identidad cultural de sus comunidades.
Se agradece a los y las cocineras que se animaron a participar y se hace una invitación abierta a compartir estas recetas y deleitarse con los deliciosos platos e historias.
RECETARIO RED TRENZANDO
CARA O SELLO
Samuel Cuevas
Aparenta haber mantenido el romanticismo de épocas pasadas, con pinceladas del nuevo siglo. De respirable tranquilidad solo corrompida por la típica y real frase “pueblo chico, infierno grande”, que a veces se hace tangible y, a su vez, se vive.
Rodeado de hectáreas de campo y vida, historias, memorias, con calles pavimentadas pero con huellas intactas de antiguos pobladores y sus
cosechas.
Oí decir a un campesino que su enemigo es el eucalipto, el cual seca la tierra, la mata a cambio de hacer crecer cuentas bancarias de unos pocos. Cuentas bancarias donde hay sólo papel, que es verde como la lechuga pero que no se siembra ni se come. Y mucho menos un billete da sombra.
Pobladores que soportan los malos olores y basural tras cada festividad religiosa. No sé si en el cielo también estén los puestos y ambulantes, tampoco sé silos que alguna vez le robaron un dulce a Chespi lleguen al cielo.
Pobladores que son felices comiendo papita en la Iguana y otras más felices tomando en la Virgen.
No sé si todo lo que ven los ojos sean real. Uno no sabe el porqué, la intención o el trasfondo de todo, pero en la plaza se juntan todos.
UN tipo me aconseja en una banca y me dice “que pena que los jóvenes se tengan que ir porque acá no hay trabajo y hay pocas oportunidades, si no tienes pituto y si no te da la cabeza, serás uniformado”. Yo me quedo pensando, asimilando que lastimosamente tenga la razón.
Yumbel, infierno y cielo; paraíso y penumbras; ¿cámaras de seguridad o vecinas? Cara y sello. ¿Verdad cruda o mentira cocida y aliñada?
PRODUCCIÓN LITERARIA
ESTACIÓN YUMBEL
José Angel Hogas N.
Está sonando la campana de la estación y mi recuerdo anuncia un tren que viene del norte… Los micreros echan andar sus máquinas que llevan al Santo, viene llegando una señora cargada de bolsos, santitos, velas, espigas de trigo, cuadernos y útiles escolares.
El jefe de estación cuelga un aro que se llevará el tren, quizás es buena suerte, no sé… yo miro desde unos corrales viejos que quedan frente a la estación.
Mi mamá me llama, tengo que ir a vestirme,
Parece que va a haber una fiesta.
PEREGRINAJE
Sebastián Cifuentes Rivera
En Yumbel, existe un sinfín de paisajes hermosos, muchos de los cuales no han sido captados por ningún lente ni retina, y aún desconocidos hasta para el lugar mismo. Las postales más lindas siempre me las encuentro en la madrigada, cuando toca volver de la nocturna vida bohemia, dura travesía, más aun cuando se vive a las afueras del pueblo. Muchas veces con aliento a uva fermentada y decoración multicolor en la ropa, he podido encontrarme con diversas personajes que son protagonistas de sus propios cuentos, de vuelta a tener un descanso psicodélico y reponedor en las naves a las que algunas personas suelen llamar “camas”.
Una noche singular, de regreso en la bicicleta de mi mamá, me encontré en la carretera a alguien que estaba sentado a un costado, vestido de negro y algo agitado, a quien nunca había visto y por su acento asumí que no era oriundo de por aquí. Con el cabello tomado, balbuceaba palabras un poco complejas que no lograba entender, a duras penas pude escuchar su nombre, el que según dijo era algo así como “San Sebastián”, y mientras se le escapaba la ce hache, exclamó con un tono algo molesto: “shiaaaaaa, hacen falta un par de ciclovías por aquí, ah”.
Al despertar al día siguiente, me di cuenta de que volví sin bicicleta.
YUMBEL (ERO) TE QUIERO DECIR ALGO
Iván Reyes Bascuñan
Yumbelero eres tú.
Yumbelero es no tener vergüenza cuando se necesita.
Yumbelero es creerte ABC1.
Yumbelero caminar por O’Higgins y hacerte la de Brooklyn.
Yumbelero es encontrarse en Conce o Santiago y no saludar.
Yumbelero, es hacerse que no te conozco cuando te voy a comprar.
¿Algo más Yumbelero?
Yumbelero es no ayudar a otro
Yumbelero.
Yumbelero con el calendario de Todo Carnes en la cocina.
Yumbelero el barniz anaranjado que mi primo tanto odia.
Yumbelero el que se alegra de ver al pueblo en el noticiero.
Yumbelero, ¡el medio auto que te gastai!
Yumbelero, se sabe que estái robando en la municipalidad,
Que te estai comiendo a la hija del concejal.
Estudia o viaja más.
Que no se acaban esas ganas de ser más yumbelero que nunca…
Y que una y otra vez, pueda reírme y decirte
¡Yumbelero eres tú! Cuando nos encontremos de nuevo en París camino a la torre Eiffel.
Llámame Yumbelero porque me gusta, pero…
¿Por qué eres así con tu pueblo?
YUMBEL DESDE EL CERRO LA VIRGEN
Sofía Bravo Sanz
Desde lo alto logramos ver todo un pueblo en donde no existe la discreción, desde esa perspectiva se puede apreciar todo. Los niños disfrutando de los trampolines, los jóvenes preparándose para subir a la cima del cerro y olvidarse de todo lo que abajo pasa, como si no existiera el odio ni la amargura. Pero no pueden evitarlo y observan desde arriba como espectadores de algo ajeno.
Pueden ver el rol de cada persona como si fuera una película ficticia. Hay días en los que ésta se torna oscura y no logran ver a los personajes que la iluminan, como aquellos que luchan por un cambio positivo en la comuna, aquellos que ponen sus esfuerzos en un ambiente limpio, aquellos que pelean por un pueblo libre de discriminación, aquellos que rescatan perritos para encontrarles un hogar, aquellas comunidades que regalan una pequeña ayuda al que lo necesite, aquellos que se atreven a compartir sus talentos dejando el miedo de lado, aquellos que quieren aportar a una linda cultura.
Todos llenos de sueños y metas, y que sin duda son los héroes de esta película. Y aunque muchos no nos demos cuenta, siempre estarán ellos, llenos de luz para ayudarnos a ver más profundo, a olvidarnos de los villanos y convertirnos en héroes.
ESTACIÓN VILLA PRAT
Cristián Peñaloza
Ahí está. Ahí estuvo. Ahí estaba cada mañana cuando L’Arratia abría sus puertas automáticas con una tecnología que me sorprendía ingenuo.
Nos subíamos en uno de los andenes de cemento y partíamos entonces hacia la costa, por en medio de las zarzamoras y de las ciudades. El inicio de los grandes viajes de infancia, con bolsos de playa y pollo cocido, fue siempre en la vieja desaparecida estación.
Ahí estuvo. Debe de haber sido de las más hermosas y rústicas estacionesde todo el trayecto Santiago –
Valparaíso. ¿Cuál otra estación tenía una vista tan completa y privilegiada del señero Río Aconcagua? Era un beso, un saludo de encuentro de dos caminos rumbo al Pacífico.
Ahí estuvo. Humilde, pequeña, siempre digna. Ya no hay andenes ni trenes ni gente bajo tu parada. Quizás solo los fantasmas, cuántos cada noche, deambulando con sus ansias de viajero, con sus oídos esperando la seña, con sus gritos sordos al enfrentar la muerte. Cuántos viajeros a la otra vida ensangrentaron sus rieles. Nada de eso queda, solo las fantasmales presencias. Ni la luz, ni el cemento, ni el gentío han persistido en el tiempo.
Ahí está. Queda la plaza. Queda La Champa con su calle larga y su vida bohemia. Queda la gente que sale de misa, la que llega temprano a la posta, la que se amanece en los bares. La vida ha seguido más allá de la breve plaza que la introducía, cuando existía aún una estación, un tren, un viaje.
Ahora la modernidad del pueblo ha llegado por otros caminos, por otras vías, por otros viajes. Ya no hay un pito, ni una Ratia, ni un andén de cemento. Ya no son necesarios. El camino está pavimentado, la micro pasa cada 10 minutos, la carretera es una autopista. La estación inútil e inutilizada se volvió invisible, se borró del mapa, se desapareció su presencia. La Villa Prat entera miró hacia otro lado. Refugio actual de abandonados. Ayer no más fuiste la luz de día del poblado, ahora te cubre la noche larga de la inmemoria. Incluso en Ocoa el tiempo pasa inexorable y feroz.
LA PALMA DE LA VIUDA
María Cerda Vargas
La Rosa era una niña muy hermosa, todos los hombres de Las Palmas estaban enamorados de ella. Pero un día Rosa se casó con un afuerino, un minero que trabajaba en la mina de cuarzo.
Desde ese día vivieron en una casita que tenía frente a una inmensa Palma; nunca tuvieron hijos, vivieron siempre solos y como él era muy celoso, iba a trabajar y la llevaba todos los días al anca de su caballo y así ella también lo ayudaba en su trabajo.
Cuentan que un día que caminaba por los cerros, encontraron una veta de oro y ellos muy felices comenzaron a explotarla, para que nadie se diera cuenta de su descubrimiento, no compraron con el oro, solamente lo guardaron.
Una noche, después de una amansadura de potros, él salió a la cantina de don Lauro en Villa Prat junto a otros huasos. Al otro día Rosa supo que su esposo fue encontrado muerto, ya que en una riña había sido golpeado con una chicotera y la argolla estaba marcada en la cabeza. Desde entonces Rosa vivió sola, a pesar de que los hombres la pretendían y un día amaneció muerta, la gente dice que de pena. Cuando algún día un huaso pasa por delante de la casa la Rosa, sienten que llevan al anca a la mujer y escuchan su risa.
Nunca encontraron el oro guardado por el matrimonio, y se cree que puede estar enterrado bajo la palma de la casa, pero nadie se atreve a averiguar. Todos temen a la Palma de la Viuda.
DESOLACIÓN Y SACRIFICIO
Proyecto Escritura Rungue
Resulta un tanto imposible (o quizás no), comprender a cabalidad la desolación de una porción de tierra y humo, pocos ocasos y amaneceres de invierno, es que son los silencios de estas rocas, con sus hombres y mujeres del olvido, que resuenan en los ecos de esta nación injusta.
Hay tantos ruidos en los rieles y esperanza de este durmiente pueblo, que quizás valga la pena hacer llover entre cantos y fuego nuevo, llamando por lo que no se ve y no se vio, pero que se anhela en cada rincón. El auge que los poderosos prometieron, la gloria de los que quisieron, la ilusión de los que aún creen aquí.
Rungue es ese hermano que deja su familia para salvarla de sí misma, pero que sufre el ardor de sacrificarse en secreto, lejano, obsoleto, violentado por el acto sanguinario de bocas más repletas, ¿será que algunos no pueden ni deben vivir? y ¿quién les dirá a esos?, a los que no se quieren ir, que hay recuerdos, que hay deseos por cumplir.
CHILLÁN VIEJO, CIUDAD HERMOSA
Georgina Muñoz Fuentes
cuando tenía 9 años
Ciudad atractiva, mártir y legendaria que hace que el turista pase a visitarla.
Chillán Viejo tus caminos tu plaza, tu hermosa avenida, tus calles y tu gente, te hacen una ciudad linda y diferente.
En las noches tus faroles brillan como si fueran de día, invitando a la gente a reunirse a tus esquinas.
Yo quisiera escuchar el viento, oírlo murmurar, muy viejas historias me encantaría escuchar.
Tus flores y árboles me encanta mirar, porque me llenan de armonía, amor y paz
CANCIÓN: RUCAPEQUÉN
Florencio André
Pueblo de ferroviarios hacia el sur
De crudos inviernos que no dejan dormir
El trabajo de la tierra
Todo depende de ella
Es lo único que queda en el jardín
Calles de barro que nos hacen caer
Bovinos que siguen sueltos en el edén
Nuestra aldea se gotea
A través de la tormenta
La leyenda de Rucapequén
Pueblo de ferroviarios hacia el sur
De crudos inviernos que no dejan dormir
El trabajo de la tierra
Todo depende de ella
Es lo único que queda en el jardín
Calles de barro que nos hacen caer
(nos hacen caer)
Bovinos que siguen sueltos en el edén
(en el edén)
Nuestra aldea se gotea
A través de la tormenta
La leyenda de Rucapequén
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Reseña: La obra busca homenajear uno
de los sonidos más representativos de
nuestra zona, acompañado de ritmos,
influencias folclóricas y de una lírica
que retrata algunos parajes y metáforas
de Rucapequén.
EL DIABLO TIENE MIL CARAS: LA
HISTORIA DEL GALLO DE AGOSTO
Carmen Parada
Un día, hace muchísimos años atrás, yo iba con todos los perros caminando por un sendero de tierra. Era el final del invierno, así que iba con botas, cuando de pronto, en un bosque que había me apareció un gallo, pero parecía un pavo, era enorme.
Esto era en agosto, ¿cuándo había aves tan grandes en ese tiempo?, pero yo no pensé en eso, sino que, yo siempre con la mala intención, pensé, “ay este gallo sirve para cría”. Así que corrí y le eché los perros, y los perros lo aplastaron. Así que ahí les dije déjenlo. Y el gallo se murió, se quedó así quieto, y pensé se murió el gallo.
En eso siento un habladero por el portón, ahí donde íbamos a buscar el espinal, un habladero de gente que venía del caserío de Linares. Así que escondí el gallo atrás de un eucaliptus grande que había, para esperar que pasara esta gente. Y ahí me quedé esperando, pero no, no pasó nadie, esperé como una hora y no pasó nunca la gente, y ahí voy a buscar el gallo, y no estaba. Ni cuando era gallo, era el DIABLO.
Le eché a los perros para que lo buscaran, pero los perros se perdieron buscando el olfato. Vine a buscar gente aquí a la casa, pa’ ver si encontrábamos al gallo, que gallo ni que na’, ahí supe que era el Diablo, en una de sus tantas caras.
EL PATA DE CHULA
Proyecto Escritura Rungue
Él era conocido como el pata de chula, todos sabemos del pata de chula. Era un hombre que vivía bajo el puente ferroviario, era como un canal, rodeado de perros callejeros como él. Recorría las calles y las casas pidiendo algo para comer, para él y para sus animalitos. Se le conocía como pata de chula porque tenía las piernas flaquitas y se las envolvía en trapos. Era el personaje con quien nos metían miedo a los niños, nuestro viejo del saco, “si se portan mal se lo llevará el pata de chula”.
No todo el mundo conocía sus orígenes, porque era bien arisco, no hablaba con mucha gente, pero lo que se dice es que venía de una familia acomodada, se asumía que era de familia de comerciantes, que había sido artesano en madera, tallador, en la casa de mi abuela había una mesa que él había hecho.
Nadie sabe cuándo ni cómo llegó, ni la edad que tenía. Parece que su familia era de apellido Lira, sufría como de una depresión, parece que desde que murió su mamá y desde ahí agarró por caminar, caminar, caminar como un errante. Y así llegó hasta acá y algo lo atrapó, y decidió quedarse acá, nunca supimos qué.
Era muy conocidos por todos. todos en Rungue tienen alguien que conoció o compartió con él. Se supone que en sus últimos tiempos comenzó a enfermar, como a principios de los 90, y alguien lo tomó y lo llevó al hospital, pero como no habían registros ni conocimiento de él, el Estado se hizo cargo de él y se quedó en el hospital, en el San José antiguo y dicen que murió de neumonía.
Nadie sabía el nombre, entonces así acabó su vida, pero dejó un rastro indeleble en todos los que vivimos en Rungue.
MIRA LA RIQUEZA QUE TIENE Y TE DIRÉ CON
QUIÉN HA PACTADO: EL DIABLO COBRA CARO
Norma Godoy
Se decía aquí en mi tierra que había personas que solían hacer todo por asegurar un mejor pasar, que la riqueza era algo que generaba tanta, pero tanta, avaricia que no importaba con quien pactar… incluso si era el Diablo.
Así, había un fundo acá en Rucapequén de alguien que tenía mucho, pero mucho dinero, pero se creía que su dueño para conseguir lo que tenían había hecho algunos pactos oscuros. Como resultado de ello sus hijos tuvieron un muy mal final. Porque sus hijos, todos muy educados, profesionales y con mucho dinero, murieron todos de muy mala forma. Y se decía, que todo ello se debía al cobro que el diablo hacía por el pacto firmado…
Es por ello que, aunque la riqueza estaba presente no sirvió de nada para mejorar y salvar la vida de estos hijos….
Así como él se hablaba de otras familias donde también era posible pensarse este tipo de pactos… porque, aunque tenían mucho dinero, también muchos problemas.
Así que por ello hay que fijarse muy bien de con quién hay que pactar…. Y no olvidar que todo pacto se paga…
FRAGMENTOS
Fernando Álvarez
Es una tarde de otoño, está comenzando a caer una pequeña garúa, estoy solo en la estación, acompañado por un farol que comienza su incipiente candil.
Abordo el tren, es tarde, muy pocos pasajeros como siempre, me auscultan sus miradas de ojos afables, pareciesen anhelantes de mi presencia.
Me siento y me libero de mi ropa mojada, se acerca el conductor y con la sonrisa de siempre me pregunta ¿cómo estuvo el día? Y me cobra mi trayecto: Buenuraqui- San Rosendo.
El viaje es breve, pero siempre me permite continuar mi afanosa labor, porque además de ser cambiador soy escritor, no de pluma y papel, sino que de ensueños. Llevo años construyéndola, fragmento por fragmento, con la convicción de pronto terminarla, pero, a la vez, con el íntimo deseo de nunca acabar.
Mi personaje sueña con encontrar en esta ocasión un tesoro escondido por los españoles en el fuerte centinela, pero teme que los descendientes afrentados por siglos en la derrota sangrienta lo encuentren.
Rompe mi concentración el “café cafeito, café, cafeito”, pero más que odiar a ese intruso en mi fantasía, requiero una cuota de cafeína que impulse a mi personaje a encontrar su objetivo.
Me dispongo a retomar la incesante búsqueda, pero la jornada de hoy se acaba, se abren las puertas de mi vagón y con la premura de quien pierde la atención tomo mi ropa ya seca y bajo rápidamente.
Los demás compañeros de viaje se dispersan rápidamente guiados por la lejana luz de la escalera al pueblo.
Es mi turno, debo apresurarme, tal vez para otro día mi personaje termine su afanosa misión.
MI PADRE Y EL TREN
Pedro Leiva
Mi papá hizo el servicio militar y entró a Ferrocarriles, pero luego se fue a trabajar al campo con mi abuelo en Gomero (poblado cercano a San Rosendo), ya que según él se sembraba un saco de trigo y se sacaban diez, la tierra era muy productiva, mi papá se entusiasmó con eso porque Ferrocarriles era peligroso para trabajar, porque cada cierto tiempo mi papá decía que se ‘oyía que el tren mataba a alguien’.
El problema de esa época es que el tren no tenía más de 6 carros y no tenía frenos de aire, y para frenar tenían frenos de aire, y para frenar tenían una manivela que enrollaba una cadena que apretaba la zapata de freno contra la rueda. Eran dos palanqueros, uno por cada extremo del tren, y 10 minutos antes de entrar a la Estación, corrían por arriba del carro para apretar la manivela y en los cambios se movía el tren y se mandaban abajo, pero tenían que tener la experiencia y el cálculo para detenerse justo en la Estación, a veces se pasaban de largo y tenían que soltar todo de nuevo y volver para atrás.
El Tren iba a Talca y se demoraba una semana en ir y volver a la casa, hoy va en un día, pero eso lo hizo dejar Ferrocarriles, pero el problema estuvo en que ese campo le daba 10 sacos de trigo por uno que se sembraba, ya no le daba lo mismo, se le fue acabando la materia orgánica por efecto del monocultivo y a la vez en los ’50 aparece la papelera que empieza a comprar los fundos y mi papá se queda como administrador de un fundo.
SOY TESEO
Fernando Álvarez
El suelo comienza a sucumbir dando cuenta de su inminente llegada, a los lejos retumba el bramar de esa imponente bestia, trastornando la calma de aquellas figuras petrificadas, sus alaridos de desconcierto comienzan a acrecentarse, rostros consumidos por la oscuridad de la noche temen, pero en esta ocasión no están solos, esta vez estoy yo. Mi cuerpo tenso y alerta yace preparado para su destino glorioso, solo aguardo su arribo.
Comienzo por ver su cíclope rostro irrumpiendo al costado de la muralla pétrea que acuartela nuestro refugio. La algazara y desorden se acrecientan, toman lo que pueden para huir, pero la confusión los paraliza, como víctimas que aguardan un final ya conocido, queden inermes, así que sé que es mi señal, avanzo esquivando esas absortas figuras y me acerco al borde del abismo: estoy listo.
Su vertiginoso avance no me afectará, levanto mi brazo derecho y como general antes de la batalla, sale de mi un grito retenido por años ¡Detente! ¡detente bestia! Aquel basilisco anaranjado comienza a soltar sus baladros finales frente a la derrota inminente, la fricción de su cuerpo tratando de detener su vehemente embestida resuenan, pero no es más que un signo de su inminente derrota, cae sin fuerzas a mis pies, se rinde finalmente a mi fuerza, es mi momento, es mi gloria: la he vencido.
Doy vuelta mi cabeza para recibir la admiración de todos, pero solo escucho: ¡Jaime sube rápido que se va el tren!
EN EL PUEBLO APUÑALARON AL SOL
Paul Zavalla Burgos
Julio, cuatro y media de la tarde. MiJuanita está en su funda. Me vibra el teléfono, es la Jani diciéndome que ya subió al mini para la estación, que va a llegar pasadita de hora porque las hamburguesas de lenteja demoraron, no quiero llegar tarde; pero no importa, mi amiguita trae el bajón.
Cuatrocuarenta, llega agitada, me entrega mil quinientos pesos. - ¿Vamos? Ya le hablé a los cabros - le digo. Caminamos quejándonos de la semana cargada, hablamos de su Luciano, que quedaron locos el otro día.
A las cuatro cincuenta y cinco llegamos a la plaza, nos encontramos con el Félix y el Eduardo, cagados de risa. El Félix me entrega mil quinientos, el Eduardome dice- ¿entonces arreglamos después? No tengo ni uno-. Le digo -No se preocupe guachito- y le doy un abrazo de esos con las manos tomadas en el pecho. También ando justo, pero pa’ qué cobrarle, ha sido mi compañía desde la media. -Ya, vamos cabros que no vamos a alcanzar- les digo, me gusta ser alarmista a pesar de que son las cinco recién. Pero en media hora caminando, hay harta nube y no me quiero perder el espectáculo.
Pasamos por la línea, parece que siempre es una hazaña pasar por ahí. Hoy tiene algo diferente, está de hace meses, pero el mural que dejó Trenzando en la Estación le da algo que la hace sentir propia, no creo que seamos los únicos que lo sintamos, ya que no tiene ni un solo miembro rayado encima.
Pasamos por la población “Los castaños”, se dan color con sus casitas pareadas donde trabajó el Waldo y admitió que los maestros eran una mierda, sin embargo, es de las más bonitas del pueblo; o quizá es sugestión mía, no sé.
Voy contento, traigo a la Juana en la espalda, lo traigo armado, sé que en el cerro hay harto viento; las nubes están naranjitas y voy cagado de la risa de las peleas falsas entre la Jani y el Félix. Varias veces hemos caminado por acá, pero siempre me parece un paseo diferente, allí se puede ver el espectáculo, no por nada el cerrito de la laguna es mi lugar favorito en el mundo, como les digo a todos, aunque con suerte he salido de la región.
Cinco y cuarto, empezamos a subir. Vamos medios agitados, sale vapor de la boca. Los cabros vienen más lentos, la Jani y yo le damos nomas, casi como trotando hacia esa planicie donde de noche se alcanzaron a ver hasta las luces de Yumbel. -Oh, cacha la vistame dice la Jani, -Imagínate otro ratito y hago una cara media rara. -Me da risa
esa cara que haci’, igual a la que ocupai’ en whatsapp-.
Los cabros apuran el paso y llegamos todos juntos al lugar predilecto, a las cinco y media en punto. La Jani, siempre pensando en el grupo, despliega el saco de dormir que trajo para no humedecernos el poto. -Deléitense muchachos- dice el Eduardo, acostándose encima del saco. Lo seguimos, nos sentamos bien juntitos para que no peque el viento, dejamos a la mano la botella de agua y las hamburguesas dentro del pan amasado, acomodándonos igual que cuando vas al cine y dejas tus papitas a un lado, la bebida al otro y te refriegas la espalda cuando empieza la película.
En seguida alguien le da play al espectáculo: una alfombra verde que llega hasta donde apenas alcanzan a verse unas torres de alta tensión, a la izquierda el imponente cerro Parra, que a nuestros ojos el Machi Pichi parece gastadero de plata. Pero en el cielo, el número principal: la escena del crimen, donde acaban de apuñalar al sol, ensangrentado completo, chorreando a las nubes, testigos que parecen disfrutar la situación, ya que disfrutan bañarse en la cascada de sangre; o algo así me parece ver.
En encendedor se asoma a mirar también, parece que percibió el momento justo para americanear con mis flacos, mientras el Eduardo pide a la Juanita y se pone a tocar su canción de alguien que se enamoró de una estrella, las cuales parece que lo escuchan porque empiezan a aparecer por nuestra espalda. Qué difícil es crecer, casarse con las responsabilidades, convencerse de que la alarma es tu aliada después de andar visitando otras tierras sin pies ni cabeza; pero con tales momentos, como caminar por un pueblo donde sí pasan cosas truchas, donde se ve salir a los pacos de la casa del narco, donde hay una animita al lado de la línea donde matan al sol casi todos los días; pero sin embargo un pueblo donde te saluda hasta el pastero, un pueblo que te pertenece luego de salir de la boca de los tacos, donde vive tu vieja, donde tienes a quienes llamas hermanitos que te van a escuchar cada cabeza de pescao’, un mono que te suaviza el paso de la hora y una guitarra que le pone un diálogo placentero a algo tan aberrante como el asesinato del sol; ¿entonces, por qué habría de darle importancia?…
Si ya llegó la hora de probar las hamburguesas de lenteja de la Jani, y acaba de salir de la boca de los tacos y tiene la casa sola, con monedas para unas Bálticas.
EL CURA SIN CABEZA
Palmenia González P, Magaly Leiva Chávez y José Contazo
En una casa, hay un subterráneo secreto que conduce al entro del cerrillo, en ella se encuentra una de las mas grandes riquezas de todo Ocoa: estas riquezas fueron dejadas por los españoles donde se encuentran todo tipo de figuras de oro, también se encuentra una tumba. Este cerrillo fue formado cuando escondieron el tesoro, fueron tapándolo con tierra hasta tomar su forma actual.
Se decía que un cura sin cabeza cuidaba el tesoro. En el sector de la iglesia de Vista Hermosa, en esta casa hay un sótano que tiene una puerta con candado… se dice que en una silla permanece un cura sin cabeza con una túnica resplandeciente que le llegaba hasta los pies; este cura no deja entrar a nadie al sótano.
PALMAS DE OCOA
Gabriela Mistral
Recio caminamos como los que llevan derrotero, según volaba la flecha del indio, loca de cielo por el país que parece dulce corredor eterno. Pero va llegando ahora un llamado, un palmoteo.
Son las palmeras de Ocoa lo que se viene en el viento, son unas hembras en pie, altas como gritos rectos, a la hora de ir cayendo en el mes de su saqueo, y las demás dando al aire un duro y seco lamento.
Y son heridas que manan miel de los flancos abiertos, y el aire todo es ferviente y dulce es, y nazareno, por las reinas alanceadas que aspiramos y no vemos.
Caminamos respirándolas la mujer, el indio, el ciervo, y llorándolas los tres de amor y duelo diversos.
El que más sabe es el indio; el que oye mejor, el ciervo; y yo trato en estos hijos por gracia de ambos, sabiendo.
“LAS MUJERES Y EL MEDIOAMBIENTE VIVIMOS EN CONSTANTE
VIOLENCIA, POR ELLO PIENSO QUE EN EL FUTURO...
...las/os Hijas/os de todas estarán libres de violencia, libres de una tierra contaminada. Se les permitirá vivir más allá y se escuchará su opinión para que sean capaces de transformar y revertir el daño creando un nuevo mundo de esperanza y amor (Herna Gónzalez)
…todas las generaciones deben ser respetadas de igual manera, sin violencia, sin prejuicio, con libertad de opinión, creando un mundo nuevo, más armonioso y esperanzador (Marcela Gamboa)
...nuestros hijos serán personas con más capacidad de aportar al medio ambiente y al respeto hacia las mujeres, ya que se está creando una conciencia en ellas y ellos, diferente a la que nosotros estamos viviendo (Carolina Moreno)
... el futuro ya empezó, comenzó el cambio desde la educación a los niños, incentivando el respeto a la naturaleza y hacia todos quienes la rodean, el cambio es esperar que alguien haga algo, somos nosotras que con pequeñas acciones cambiamos nuestro entorno (Polette Torres)
…el respeto hacia las mujeres y a nuestra madre tierra no sea una bandera de lucha y sea la base de nuestra sociedad (Polette Torres)
…podamos valorizar más nuestro entorno, nuestra tierra, que nos entrega todo lo que necesitamos, cuidarla como lo hacemos con nuestros seres queridos. Que vivamos sin juzgar y que se acabe el individualismo que vivimos hoy en día (Maria Salinas)
…que nuestros hijos sigan la lucha que hemos dado día a día sus madres y padres para no tener más contaminación y así tener un futuro más pleno, como el pueblo bello en el que yo me crie y no el actual que se encuentra lleno de empresas contaminantes (Marggi Salinas)
…debemos luchar con más fuerza y entereza, no bajar los brazos, hasta conseguir un cambio real, concreto, visible en nuestra sociedad (María de los Ángeles)
…las nuevas generaciones deben ser conscientes con las personas y su alrededor, donde el respeto cumplirá un rol fundamental para avanzar como sociedad, donde las mujeres ya no tendrán que sentirse desprotegidas, vulneradas ni culpables (Valeria Guerra)
…se construirá una sociedad donde el medioambiente no sea víctima de la ambición del humano, afectándolo con contaminaciones que podrían evitarse. Por eso necesitamos un cambio para construir un mejor futuro, ya que cada acción cuenta para esta nueva causa (Valeria Guerra)
…las generaciones que vienen verán las luchas de las actuales y buscarán lograr los cambios y mejoras para todos los seres vivos (Cecilia Carrillo Duarte)
…nosotras las mujeres cuidamos, criamos, protegemos y procreamos... somos dueñas legitimas de defender la vida saludable a pesar de ser violentadas con la contaminación, luchamos por un aire y ecosistema limpio (Cecilia Carrillo Duarte)
RECUERDOS DEL AYER
Pedro Leiva
La antigua Estación.
Antes del terremoto del 39 existía una estación que tenía techo y era parecido a la de Talca. Los dos primeros andenes estaban cubiertos, techados, luego del sismo la Estación queda a mal traer y la reconstruyen en madera y vidrio, queda una estación de lujo, con sala para primera y segunda clase, restaurant, librería, investigaciones, movilización, correos y telégrafos, guardia y vigilancia, todo a lo largo del andén.
El Gran Incendio del 41.
San Rosendo sufre un gran incendio el año 41, donde se quemaron dos manzanas completas, no había bomberos y según lo que contaba mi papá la gente huyo despavorida a los cerros, porque pensaban que todo el pueblo se iba a quemar, se quemaban y se quemaban casas, porque en ese tiempo no había tantas casas. San Rosendo llegaba hasta la plaza no más, después se reconstruye, por eso se ven todas las casas iguales bajando por la plaza hacia la Estación. Habían también grandes tiendas de inmigrantes que llegaron a San Rosendo luego de la Primera Guerra Mundial, principalmente italianos, los Massa, ventano. Valverde, que se instalaron con “mercerías”, que sería algo así como ferreterías, todo eso se quemó, los bomberos llegaron como 5 horas después, en un carro plano, producto de eso se crea el Cuerpo de Bomberos acá en 1945, apadrinados por la Quinta Compañía de Concepción.
La municipalidad, el mercado y la plaza.
Donde está la Municipalidad, en el primer piso estaba el Mercado Municipal, vendían frutas y verduras, carnicerías, puestos de flores, cocinerías y la Municipalidad quedaba arriba en el segundo piso. Antes aquí el Departamento era Yumbel (antigua división administrativa de Chile), todas las oficinas estaban en Rere y en la década de los ’30 aproximadamente se instalan acá.
Gervasio Figueroa fue uno de los alcaldes que hizo más adelantos acá. En esos años no había ni plaza de armas y por ahí pasaba el ‘camino real’ (de la época colonial), que cruzaba los cerros y poblados. Figueroa juntó a todas las cerretas de bueyes e hizo una especie de ‘mingaco’, empezaron a trasladar tierras y se rellenó el sector sur de la plaza, se niveló el terreno, se hicieron las diagonales, se plantaron los árboles y en cada esquina se instaló una cruceta para que el tránsito de los vehículos de tracción animal fuera por los costados de la plaza y las diagonales para el tránsito peatonal. Mas adelante se instaló una pileta que tenía una especie de escudo nacional, con flores de loto, pececitos de colores y en cuatro pilares un cerro cordillerano, rodeado de una piedra blanca, una especie de cuarzo y caía agua por los cuatro costados, con luces de colores y arriba sobre este cerro un cóndor de bronce, era muy llamativa, una plaza única en Chile.